Ovnis

Esta historia de desarrolló en el campo, en una de esas casas patronales grandes y misteriosas, donde en la noche una obscuridad sobrecogedora no te dejaba ver ni la palma de tu mano, una obscuridad que no dejaba ver nada, a excepción de las extrañas luces que aparecían en el cielo cada noche.

Ismael hace ya varios días venía viendo las luces que se dejaban ver extrañamente cada vez que el sol se iba, y la obscuridad reinaba. Nunca se le pasó por la cabeza que esas luces podían provenir de algún objeto volador de otro planeta. Quizás por ser sólo hijo de un granjero, Ismael nisiquiera conocía a los ovnis. Lo que si sabía, era que en la noche esas luces les robaban energía electríca, como cuando Ismael yacía sentado en una de esas sillas antiguas que se balancean. Estaba tomando la fresa brisa de viento que le acariciaba el semblante. Entonces, dos luces aparecieron desde detrás de las montañas. Una estaba conformada de 4 luces, una a cada extremo, formando una cruz. La otra sólo era una luz roja, con una luz blanca abajo. Ismael presenció el espectáculo un momento, cuando las luces se posaron sobre el techo de la casa, y un zumbido comenzó a sonar. Ismael corrió a refugiarse a su alcoba, asustado. Despertó a su padre y este también presa del miedo, ante las amenazantes luces, que ahora se habían dado cuenta que poseían vida y podrían ser cosas que ellos nunca habían visto, quizás seres de otro planeta, abrazó a su hijo y agachados en forma de protejerse esas cosas de otro mundo, permanecieron en el suelo uno junto a otro, hasta que el zumbido cesó. Las luces poco a poco se alejaban por las montañas hasta desaparecer por completo. Ismael dormió con su padre esa noche.

A la mañana siguiente, toda la prensa estaba ante los círculos dejados por los ovnis. Ahora Ismael y su padre comprendieron la naturaleza de aquellas cosas. Y además, habían dejado en sus siembras, gigantescos símbolos. Mientras entrevistaban al padre, Ismael conversaba con sus amigos sobre la experiencia vivida:
-Aún no lo puedo creer, Ismael. Estás seguro que esas cosas eran ovnis?. Si es así, me gustaría que me raptaran.
-Te refieres a que esas cosas también se llevan a la gente?
-Si claro, Ismael. Quizás esta noche te lleven. Serías muy afortunado.
-No lo creo!

Cayó la noche. Ismael había sido seleccionado. Vió las luces aproximarse através de su ventana, cada vez mas cerca. Intento llamar a su padre, pero su cuerpo estaba paralizado. Sólo sentía el miedo en su mente, se esperaba lo peor. Los seres empezaron a entrar por la ventana. Él no se podía mover. Era el peor miedo que había sentido en su vida. Los seres se colocaron alrrededor de la habitación. No tenían ni ojos, ni nariz, ni nada parecido a un humano en la cara. Sólo tenían una cicatriz que irradiaba una extraña luz morada, en el lugar de la frente. Su color de piel era mas o menos como el de un humano. Tenían dos dedos en cada mano, en forma de garra, y por la espalda sobresalía otra mano. Tenían los dos pies, y el traje era de un color azul oscuro. Los seres se colocaron las manos en la frente, y hicieron levitar a Ismael. El chico sudaba de miedo. Flotando, atravesó la ventana y subió por la luz que provenía de debajo de la nave. Adentro ya todo parecía un sueño, mas bien una pesadilla. Habían dos máquinas que ya tenían otros humanos en ellas, y una tercera destinada para Ismael. En la primera máquina, había una persona desnuda, con toda la cabeza abierta. El cerebro y las cosas de adentro habían sido colocadas en una mesa transparente. La sangre en unas bolsas que colgaban. Los seres investigaban la cabeza del cuerpo humano, con ese pobre desgraciado. En la otra máquina, los seres se disponían a investigar el estómago. Como era de esperarse, el estómago del tipo estaba abierto, y los órganos sobre una mesa. Ismael llegó flotando hacía la máquina, y ésta, con sus tentáculos agarró a Ismael y lo sujetó firmemente. Entonces, desde un pasillo negro de la nave, un ser llegó levitando hacía Ismael. Con una máquina, le perforó la frente y le inyectó una especíe de jeringa a Ismael, que iba conectada al cerebro. En ese momento Ismael se desmayó y ya no recordó nada. Sólo sintió que los seres lo seguían husmeando, por todo su cuerpo, que le extraían cosas y le agregaban, y que sobre todo se metían con su cerebro...

Después de un rato, Ismael se encontraba sobre el pasto tirado...
Se sentía mal y viejo. Se sintió la cara y tenía arrugas y una barba. Ya casi como si hubiera estado en una pesadilla en la que nunca despertaría, se volvió loco. Comenzó a gritar mientras pareciera que hubieran pasado muchos años, en los pocos minutos que los seres lo habían raptado. Gritó toda la noche hasta que llegó la obscuridad. Vió las luces acercarse. Hizo esfuerzos para levantar su cuerpo viejo, y ante la terrible experiencia vivida, y al no quererla vivir de nuevo, y con todo el terror que tenía, con esfuerzo, se lanzó al río y murio ahogado, mientras las luces se retiraban. Publicado en: www.aterrorizar.com

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